El proyecto se ubica en los vértices de una urbanización privada en la costa de Chile. Una serie de normativas homogeneizadoras, las cuales no me hacen mucho sentido, son impuestas por un reglamento de arquitectura. Entre ellas, la obligación de ser blanca.

Por su condición de borde en el emplazamiento, la casa tiene la oportunidad de no participar del paisaje arquitectónico de la urbanización, concentrándose sí en el paisaje cultural, natural y climático de la zona.

A través de un perímetro de albañilería con distintas densidades, se encierran los recintos y jardines interiores de la casa. Sobre este perímetro se instalan horizontalmente dos vigas de madera laminada de 25 metros de largo por 60 centímetros de alto y transversalmente 32 vigas de 10 metros de largo por 30 centímetros de alto con sus extremos achaflanados.

Debido al calce de ambas estructuras (Albañilería y Madera), se genera una ventana alta corrida por toda la casa que otorga una iluminación natural ambiental pareja a todos los recintos, junto a un rasgo continuo de solo la presencia del cielo.

Hacia la calle, la casa tiene una operación formal inspirada en la "Casa bajo torres de alta tensión de Kazuo Shinohara", donde a través de una operación booleana se genera una forma que expresa la confrontación entre el espacio interior privado y las formas impuestas por la urbanización. Un guiño al paisaje arquitectónico que el proyecto deja atrás.